Durante 21 años, Malamud ha sido responsable de las operaciones diarias de una de las más grandes organizaciones de negocios en la República Dominicana, que representa a más de 1,600 empresas. Bajo su liderazgo, AMCHAMDR se ha enfocado en conectar a sus miembros con oportunidades de negocios y la promoción de políticas públicas para fomentar el comercio y las inversiones entre República Dominicana y los Estados Unidos.
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La Cámara Americana de Comercio tiene casi un siglo de fundación ¿cuáles retos pretende alcanzar AMCHAMDR de cara a esta conmemoración de su 96 aniversario?
En las pasadas décadas nuestra Cámara ha apoyado los esfuerzos del gobierno dominicano y el sector privado de abrir la economía e integrarla a la nueva cadena de valor global. Esto ha contribuido a que la economía dominicana se convierta en la octava más grande y de más rápido crecimiento en América Latina.
Nuestros principales retos son:.
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- Mantener la estabilidad política, social y macroeconómica que sirva de base para el crecimiento y la prosperidad.
- Promover una cultura de innovación que le permita a nuestros miembros y al país adaptarse a la revolución digital que ha irrumpido y transformado la cadena de valor mundial;
- Posicionar a la República Dominicana como una plataforma de producción de Nearshore, integrada a la cadena de suministros norteamericana.
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¿Cuáles han sido los cambios más relevantes durante esos 96 años en materia de intercambio comercial entre República Dominicana y los Estados Unidos?
Desde 1926 hemos sido testigo de una depresión económica mundial, tres dictaduras, la Segunda Guerra Mundial, la Guerra Fría, y más recientemente, la integración de la República Dominicana a la economía global. Desde una perspectiva comercial y de inversión, el cambio más significativo ha sido la transformación pasando de ser una economía cerrada a una abierta y de una dependiente del privilegio y acceso a los encargados de tomas de decisiones políticas a una basada en las ventajas competitivas. Han habido ganadores y perdedores en este proceso, pero sin lugar a dudas, tanto la economía como el pueblo dominicano están mucho mejor.
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A propósito de relaciones comerciales, no podemos dejar de mencionar el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos y Centroamérica. ¿Qué balance se puede hacer del intercambio comercial desde la entrada en vigencia del DR Cafta?
Desde la firma del DRCAFTA se ha visto una década de reformas económicas que han servido como un puente entre la antigua y muy cerrada economía a una moderna y globalizada. Hemos visto un crecimiento significativo en la inversión extranjera, transferencias tecnológicas, la integración más estrecha en cadenas de valor claves y el aumento significativo del comercio bilateral.
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¿Qué oportunidades trae para la República Dominicana el nuevo orden geopolítico que se ha producido tras la guerra comercial entre los Estados Unidos y China?
La imposición de aranceles en productos hechos en China y comercializados en Estados Unidos ha tenido un impacto profundo en la cadena de valor global. Muchas compañías han repensado la estructura de su cadena de valor para minimizar el precio final de sus productos a ser vendidos en los Estados Unidos, país que se mantiene como el mercado importador más grande a nivel mundial, mayor que los siguientes cuatro mercados de importación combinados.
Como resultado, estas compañías están recolocando su producción y manufactura de productos. Esta es una tremenda oportunidad para que la República Dominicana aumente su producción en zonas francas.
Nuestra proximidad geográfica con los Estados Unidos es una excelente oportunidad que hay que aprovechar, lo que significa que se debe hacer de la facilitación de comercio una prioridad nacional, bajando los costos, tiempo y simplificando las operaciones comerciales.
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¿Se ha avanzado en materia de seguridad jurídica en el país? ¿Qué trabas persisten respecto a la inversión privada?
En general, el país ha avanzado mucho en materia de seguridad jurídica. El marco legal ha sido fortalecido considerablemente, en gran parte para cumplir con los compromisos hechos bajo varios acuerdos internacionales como los hechos con la Organización Mundial del Comercio, el DRCAFTA y el EPA.
Desafortunadamente la rama de la justicia no ha sido capaz de mantener el ritmo, en parte debido a recursos inadecuados. El país ha sufrido una serie de reformas que requieren de infraestructura legal con la experiencia jurídica requerida, por ejemplo en propiedad intelectual, bancarrota, minería y lavado de activos.
Un sistema judicial con poco personal, sin los niveles adecuados de capacitación, a menudo conduce a retrasos interminables y, como dice el dicho, “la justicia retrasada es justicia denegada". Por lo tanto, debemos apoyar para tener un sistema judicial mejor financiado y poder beneficiarnos de las protecciones que en teoría le ofrecen a los inversionistas en virtud de las leyes existentes.